Opinión

RECUENTO DE DAÑOS

VISLUMBRES

Abelardo Ahumada

Enero ha sido siempre un mes muy frío en la mayor parte de México, pero si hoy tomamos en cuenta los aspectos político, social y económico, podríamos afirmar que estamos viviendo un ambiente muy caldeado, y tiene uno la percepción de que se va a ir calentando todavía más. Pero, obvio, eso tiene su explicación…

Desde a principios del año anterior, cuando en casi todas las encuestas, Andrés Manuel López Obrador punteaba en las preferencias electorales, fue claro que, tanto en el aparato gubernamental peñanietista, como en las dirigencias del PRI y del PAN, y en las cúpulas empresariales, empezaron a preocuparse y a buscar los modos de mover sus hilos para que José Antonio Meade o Ricardo Anaya pudieran levantar el vuelo y le arrebataran a El Peje sus más caros anhelos, pero ninguna de sus intentonas prosperó y, por si fuera poco, no nada más el tabasqueño obtuvo la presidencia por la que tanto había luchado, sino que la gente le hizo caso y “votó parejo”, dándole incluso inmerecidos triunfos a una multitud de candidatos de relleno que había registrado Morena.

El desmoronamiento de las candidaturas del ex secretario de hacienda y del ex presidente de Acción Nacional fue tan notorio en junio que, cuando los voceros del INE comenzaron a dar los resultados de la elección del domingo primero de julio, a nadie los tomó por sorpresa y, siguiendo el ejemplo que Ernesto Zedillo le dio en las elecciones del 2000 (cuando antes de que terminara la noche electoral reconoció el triunfo de Vicente Fox), Enrique Peña Nieto tuvo el buen tino de hablarle por teléfono a su peor pesadilla, para cumplir con la cortesía de felicitarlo por su triunfo, aunque tal vez desde el otro lado del teléfono se la estuviera mentando.

Hasta donde posteriormente se supo, estaba tan emocionado AMLO y tan desencantado EPN, que cuando el primero le propuso al segundo que se vieran el martes siguiente en Palacio Nacional, EPN no cayó en cuenta de que con ese sencillísimo acto le habría de ir cediendo anticipadamente el poder al presidente electo.  Posibilidad que éste aprovechó para ir marcando la pauta de todo cuanto ocurriera en los cuatro meses que faltaban para que formalmente Peña le entregara la banda presidencial.

No quiero detenerme más en esos procesos que ya todos los lectores conocen, pero sí resaltar que a partir de aquel martes 3 de julio, el presidente constitucional se comenzó a eclipsar, en tanto que el recientemente electo, acelerado, ansioso, comenzó a gobernar desde su casa particular, en donde fue diariamente esperado por los reporteros de todos los medios para ver, oír, registrar y publicar todo lo que se le antojaba dar a conocer.

EL PRIMER MES. –

Uno de los primeros efectos que provocó todo ese accionar del tabasqueño incidió en la desaparición voluntaria del ex candidato presidencial panista Ricardo Anaya, de quien se puede suponer se fue durante un tiempo a su casa de Atlanta para rumiar su derrota, y en el retiro político-administrativo de José Antonio Meade, a quien el tabasqueño tuvo todavía la ocurrencia de invitarlo a desayunar a su casa. Invitación tras la que el ex candidato externo del PRI decidió dejarse crecer la barba, como lo suelen hacer algunos jubilados que se la dan de intelectuales, y que se disponen, según ellos, a escribir el libro que tanto estuvieron soñando mientras estaban laboralmente activos.

Todo eso mientras que los diputados y los senadores electos de Morena se disponían a posesionarse de las dos cámaras que integran el Congreso Nacional, y mientras que Andrés Manuel seguía declarando cosas y emitiendo anuncios que molestaban a quienes seguían integrando “la mafia del poder”, ahora en franca retirada.

Esa retirada, sin embargo, se la estaban tratando de cobrar muy cara al presidente electo en los medios, pero éste, burlón, como que gozaba tratando de echarle sal a sus heridas, rematándolos públicamente la mañana del 1° de diciembre cuando, teniendo ahí, a un lado, a un afligido y compungido presidente saliente, dedicó su discurso de toma de protesta para enunciar todos los errores políticos y administrativos que contra el pueblo mexicano cometieron todos los gobiernos neoliberales, durante 36 años consecutivos.

Ese mismo día, en la tarde, en una larga ceremonia que jamás se había realizado, un grupo de representantes de los “68 pueblos originarios” y la población “afro-mexicana”, lo sahumaron, lo bendijeron y le entregaron un simbólico “bastón de mando”. Dando a entender así al mundo y al resto del pueblo mexicano, la simpatía con que ellos ven al tabasqueño, y la gran confianza que tienen de que los escuche y atienda sus demandas.

Hoy, luego de un mes y una semana de haber ceñido apenas la banda presidencial, Andrés Manuel sigue metido en medio de un huracán político, pero se muestra gozando del ejercicio del poder, y repitiendo de algún modo, con sus actos, la frase aquella de que aun cuando lo despeinen, las críticas que sus oponentes dirigen en su contra, “le hacen lo que el viento a Juárez”.

¿En dónde ha estado EPN en estas cinco semanas?

PISANDO CALLOS. –

Entre tanto teje y maneje, una de las primeras acciones de Andrés Manuel, todavía como presidente electo, fue la de enviar al Congreso una iniciativa de ley para reformar la correspondiente a las Remuneraciones de los Servidores Públicos; con la que en primera instancia se proponía cumplir con uno de sus principales compromisos de campaña: bajarse él mismo el sueldo casi a la mitad de lo que ganaba mensualmente Peña Nieto, y lograr con ello no sólo que ningún funcionario pueda ganar más que el presidente de la República, sino eliminar las millonarias e injustas pensiones a los ex presidentes.

Muchos funcionarios sintieron con esto, que Andrés Manuel y los diputados de Morena les estaban pisando sus elegantes callos, y los primeros en manifestarse (y ampararse incluso) fueron los ministros, los magistrados y los jueces integrantes del Poder Judicial, pero queriendo y no, poco a poco han tenido que doblegar su orgullo, y el nuevo presupuesto que les autorizó la Cámara de Diputados ya contempla algunas de esas importantes reducciones, aunque hay algunos ministros a los que, por sus antigüedad en el cargo, no se les puede aplicar esta ley con efectos retroactivos.

Otro gigantesco callo que Andrés Manuel acaba de pisar es el que corresponde a la mafia que se dedicaba a “ordeñar” las pipas, los barcos y los ductos que PEMEX suele utilizar para transportar los combustibles básicos. Mafia que según se sabe, está integrada por una muy extendida red de complicidades en la que igual participan miembros del sindicato petrolero, que dirigentes clave de la misma empresa, con el consentimiento implícito de al menos tres de los ex presidentes de la república, a los que AMLO aludió con todas las palabras, y de los que ninguno parece haberse dado por aludido.

Las consecuencias de esto último son clara y estrepitosamente visibles: si se toma en cuenta que los famosos “huachicoleros” robaban a PEMEX el equivalente 600 pipas diarias de diésel y gasolina en promedio, de 15 mil litros cada una, y que ocasionalmente, en “fechas especiales”, llegaban a ser mil pipas por día, estamos hablando de una suma millonaria de litros y pesos que la empresa nacional estaba perdiendo diario, mientras que por la otra parte, los mafiosos involucrados no sólo tenían suficientes ingresos como para incrementar sus utilidades ilícitas, sino para poder comprar las conciencias y las complicidades que les fueran necesarias.

Esos miles de litros de combustibles no se esfumaban en el aire, sino tenían compradores inmediatos que se beneficiaban doblemente, comprándoles más barato a los huachicoleros, y vendiendo al precio oficial a los consumidores.

Pero al mandar intervenir todas las refinerías y centros de reparto con más de cuatro mil elementos militares, AMLO les cerró, por el momento, casi todas las llaves de acceso a los ”ordeñadores” y sus secuaces, y al hacerlo, se evidenciaron las gasolineras que les compraban a ellos, puesto que fueron las primeras en las que se manifestó el desabasto.

Hoy hay un reclamo social muy grande, en el que los ciudadanos se quejan de que no hay gasolina para sus automotores, pero deberíamos entender todos nosotros que era necesario que sucediera así para poder destapar ese cochinero, y se descubrieran los hilos de toda era maraña de complicidades.

Entiendo que este desabasto nos puede obligar a dejar un tiempo nuestros vehículos particulares estacionados, pero recordemos que “no nacimos en coche”, que podremos transportarnos unos días en camión, en bicicleta o a pie, con tal de que se regule esa situación que provocó que la gasolina nos costara más cara.

Y una prueba muy clara de que de esto podemos salir todos beneficiados, es que, cumpliendo con otra de sus promesas de campaña, a partir del 1° de enero, AMLO ordenó que, en las poblaciones de la franja fronteriza del norte, la gasolina y el diésel cuesten lo mismo que en las poblaciones vecinas de los E. U., y que el salario mínimo fuera aumentado al doble.

Nos toca tener paciencia, pues. Los males históricos de un país no se arreglan ni en un mes, ni en un año, ni en un sexenio completo, pero por algo tenemos que empezar y ¡ya empezamos!

LOS DIPUTADOS DE ACÁ. –

El sábado 5, la presidenta de la Comisión de Gobierno Interno del Congreso del Estado, anunció que, finalmente, los diputados locales están dispuestos “a reducir sus prestaciones y dieta mensual a un 61 por ciento”, y resignados a dejar de percibir también los 10 mil pesos que reciben de vales de gasolina, los cinco mil que les daban para pagar sus teléfonos celulares y los 15 mil de su fondo de ahorro. Para que terminen ganando más o menos lo mismo que los secretarios del gabinete estatal, cuyas percepciones rondan los 52 mil pesos mensuales, que de ninguna manera son pocos.

El único problema que hubo detrás de este anuncio es que todavía no está aprobado nada, y que sería apenas este mismo miércoles, cuando el Pleno camaral estarían votando sí o no. Así que estaremos esperando que finalmente cumplan con eso y se sumen al programa de austeridad gubernamental.

REBELDES SIN CAUSA. –

Los dirigentes que aún quedan del ya casi desarticulado Ejército Zapatista de Liberación Nacional, volvieron a emitir declaraciones tronantes para tratar de que las cámaras, los micrófonos y los reflectores de todo el mundo los vuelvan a enfocar. Y ahora su rebeldía es contra lo que pretende hacer López Obrador en sus rumbos.

La mañana del primer día de este año, el “Subcomandante Moisés”, sustituto del Subcomandante Marcos, “que ahora se hace llamar Galeano”, acusó al presidente de ser “muy mañoso” y de estar engañando a la gente en cuanto al respeto que dice tenerle a “los pueblos originarios”.

Afirmó también que los zapatistas no le creen y no le temen a AMLO, y que se opondrán a que los destruya. Todo porque él pretende que el Tren Maya pase por una parte de la Selva Lacandona.

Hasta donde nosotros sabemos, sin embargo, la idea del nuevo gobierno federal no es la de destruir ningún lugar, sino la de llevar los recursos que aporta el turismo hacia toda esa zona, y la de reforestar varios miles de hectáreas que han sido taladas por madereros que arrasan con todo, tal vez con el consentimiento de los mismos habitantes de la región. ¿Quién estará asesorando esta vez a los zapatistas?

 

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