Opinión

La cultura futura para Colima

PARACAIDAS

Rogelio Guedea

La pandemia ha causado estragos severos en todos los ámbitos de nuestra vida y la promoción del arte y la cultura no han sido la excepción. Salvo en pocas sociedades avanzadas (Canadá, Suiza, Finlandia, Nueva Zelanda), en donde los gobiernos decidieron redoblar los subsidios para sus empresas culturales y artísticas, en muchos de los países del resto del mundo la emergencia sanitaria causó detrimentos considerables. Ha sido muy evidente, por ejemplo, la crisis por la que atraviesan las empresas editoriales de nuestro país, tanto las nacionales como las transnacionales, no se diga las independientes.

En Colima iniciará en unos días un nuevo gobierno que ha prometido una transformación profunda en sus rubros más sensibles y, aunque en estos (salud, seguridad, finanzas, educación) no se ha enfatizado el arte y la cultura, se podría entender que estos ámbitos también están incluidos pues ninguna transformación de verdad se puede dar sin el apoyo y la consolidación de éstas. Las manifestaciones artísticas y culturales de nuestra entidad, y quienes las ejecutan, deberán estar en un lugar prioritario también de la agenda gubernamental.

La fusión de las áreas de Educación y Cultura llevan el mensaje implícito de que trabajarán coordinadamente (aunque la segunda aparezca en una nomenclatura de subordinación de la primera), por lo que se espera que podamos ver pronto un amplio programa que siente las bases para el desarrollo de las artes y la cultura de nuestra entidad. Es de suma importancia no sólo reconocer el necesario impulso de la variedad de manifestaciones artísticas que tenemos (pintura, danza, música, literatura, arquitectura, cultura popular, fotografía, cine, etcetera), sino también que este impulso sea plural, incluyente, tolerante, abierto, cercano y siempre democratizante.

La libertad para crear de los artistas colimenses necesita ser refrendada pues es la única manera en que podremos conseguir de ellos el máximo de su potencial, y si algunas de estas manifestaciones son críticas del poder no por eso se les va a recriminar o censurar, mucho menos a marginar. Lo sabemos todos los que nos dedicamos a esto:  no hay arte verdadero si no se sustenta en la total libertad.

Por eso, el programa cultural que desarrolle el gobierno entrante deberá estar sujeto también a este cambio de paradigma ideológico y, sobre todo, moral, una nueva moral que permeé todos los ámbitos del poder. Así, pues, esperamos más exhibiciones pictóricas y fotográficas de artistas locales, nacionales e internacionales. Más obras de teatro. Más grupos de danza puestos en programas itinerantes a lo largo de nuestra región y catapultados hacia el exterior.

Más esculturas emblemáticas en los puntos de interés local, pues el paisaje urbano también es un descanso para los sentidos. Más promoción de la lectura, principalmente en niños y jóvenes. Una modernización en serio de nuestra biblioteca estatal y que se abran más bibliotecas en zonas estratégicas del estado.

Asimismo, esperamos que se construya un programa editorial que a la vez que sirva para promover la obra de autores consolidados, también sea un escaparate para los que apenas inician. Que vuelvan a regularizarse los apoyos y becas para creadores y que se les dé con el fin de dignificarlo, no con el objetivo de cooptarlos. En fin, que se reviva el ánimo de convertir a Colima en una región en donde la cultura y las artes sean su mejor carta de presentación y ya no se vea al artista como un sucedáneo de la mendicidad.

No olvidemos que si deseamos ir a Paris no es por la cinta asfáltica de sus calles sino por el museo del Louvre o la torre Eiffel. Y lo mismo nos pasa con Praga y sus esculturas de Kafka o el puente San Carlos lleno de músicos y artistas pintando al aire libre. O con Roma y las maravillas de su antigua arquitectura (el imponente Coliseo o el Vaticano). Etcétera. Esperamos, pues, que este ímpetu de transformación que el gobierno entrante quiere darle a Colima le toque también a la cultura y las artes, que tanto lo necesitan en estos tiempos nada halagüeños

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