Opinión

EL DREAM TEAM:

ESTACIÓN SUFRAGIO

Adalberto Carvajal

La coincidencia de tantas columnas y editoriales en la prensa oficialista denota una línea a favor de construir un dream team, un equipo político ideal para impedir que a Colima llegue un gobierno de la Cuarta Transformación.

La idea se resume en una nómina de capitales políticos:

  • El del ex panista Leoncio Morán que, como líder moral de Movimiento Ciudadano y con la posible adhesión del ex priista Federico Rangel, tiene supuestamente asegurada la votación en la capital del estado.
  • En la misma lógica de usar las posiciones ganadas por el MC, otro ex panista, Felipe Cruz, aportaría al proyecto las estructuras ciudadanas que ha construido en Villa de Álvarez luego de tres administraciones municipales.
  • En Manzanillo, el dirigente estatal del PVEM, Virgilio Mendoza, y la senadora Gabriela Benavides sumarían a la ecuación el voto duro ganado en nueve años de gobierno municipal acumulados entre los dos.
  • Ya entrados en gastos, en este dream team tendría que estar otro ex priista y ex panista porteño que se pasó al Partido Verde, Nabor Ochoa, pues acaso el virgilismo no es más que una escisión, cuando no una extensión del naborismo.
  • Convencidos de que se extinguieron todos los proyectos políticos que presentaron en su momento para Tecomán el PRI o el PAN, los organizadores del dream team no han pensado más que en el priista Oscar Ávalos. El ex alcalde representa a una vertiente anticomunista de agroproductores que, con la retórica de la guerra fría, siguen viendo en la irrupción de la izquierda en la política local una amenaza a la propiedad privada, no obstante que el edil en funciones, Elías Lozano, llegó al Ayuntamiento con los colores de Morena siendo él también un empresario agrícola e hijo de un ex presidente municipal emanado del tricolor.

MÁS DE LO MISMO:

Los armadores del equipo soñado tendrían, por supuesto, que añadir liderazgos de los otros municipios para completar la geografía electoral. Sin embargo, sabedores que la población se concentra en Tecomán, la zona conurbada capitalina y el puerto, los cuadros ganados por la oposición antilopezobradorista en el resto del estado servirán, básicamente, para rellenar las planillas de ayuntamientos y las listas de candidatos al Congreso.

De los partidos que desde 1997 y hasta 2015 se disputaron la gubernatura, los armadores del dream team no esperan mucho. El desprestigio del PRI y el PAN es tan grande que esos institutos no podrían aportar más que el registro de las candidaturas para la coalición.

Claro, las mentes detrás de esta idea dan por hecho que el voto duro tricolor seguirá a un ex gobernador convertido en caudillo priista, a donde los lleve. Mientras, quienes se reparten las parcelas de Acción Nacional, Jorge Luis Preciado y Pedro Peralta, miran, sin entender lo que ven, cómo se desdibuja la militancia blanquiazul y la clase política emanada del PAN se alinea en alguno de los dos proyectos: el de la continuidad del status quo o el de la alternancia partidista en Colima.

En ese sentido, la alianza anti 4T surgida de ese dream team bien podría denominarse coalición Más de lo Mismo.

NO REPETIRÁN LOS ACTUALES:

La oportunidad política para esta hipotética coalición proviene de la debilidad institucional del movimiento progresista.

Hacia 2018, el proyecto alternativo de nación se enfocó en la figura de López Obrador pero descuidó la integración de las fórmulas que acompañarían en campaña al candidato presidencial.

Algunos de los promotores de AMLO en Colima argumentan que muchas de las personalidades de la sociedad civil e incluso de la izquierda militante, líderes de opinión y representantes de los sectores sociales a quienes se invitó a formar parte de la oferta electoral de Morena, declinaron la propuesta porque no creyeron que esta vez dejarían ganar a Andrés Manuel, a diferencia de lo que ocurrió en 2006.

Algunos de los invitados a la fiesta democrática tuvieron miedo a las represalias del viejo régimen. Y no faltó quien simplemente rehuyera el inevitable conflicto que suponía pelear por una candidatura contra militantes acostumbrados a jugar rudo, como muchos de los que se afiliaron tempranamente a Morena y de los que provienen del PRD.

También es cierto que, en el primer distrito en Colima, no funcionó la operación política a cargo de la hoy diputada federal Claudia Yáñez.

¿Cuántos de los diputados locales que han decepcionado a los colimenses fueron invitados por la hermana de César Yáñez a ser candidatos de Morena?

¿Y cuántos cuadros de la izquierda tuvieron que ser postulados por el PT o Encuentro Social ante el agandalle de doña Claudia?

HUMILDES O EGÓLATRAS:

Los promotores del dream team se envalentonan al ver que las precandidaturas de Morena a la gubernatura del estado se reducen a la delegada federal Indira Vizcaíno y a la alcaldesa de Manzanillo, Griselda Martínez. Dan como un hecho que basta con descarrilar a esos dos cuadros del Presidente, para que a Colima no llegue la 4T.

La hipótesis se basa en demasiados supuestos, si bien aritméticamente la ecuación es impecable: sumar los votos de Locho, los de Virgilio, los de Jorge Luis, etcétera, daría como resultado una mayoría en las urnas. Pero el problema es cualitativo, no cuantitativo:

¿Estará dispuesto Virgilio a cederle su capital político a Locho, a sabiendas de que ésta es su última oportunidad de competir por la gubernatura? Y a la inversa, ¿querrá Locho trabajar para Virgilio? ¿Qué gana Jorge Luis aparte de seguir tres o hasta seis años más viviendo del presupuesto? Ninguno de los tres se conformará con quedar a las órdenes de cualquiera de los otros.

AMLO VOLVERÁ A GANAR:

Pero los celos entre quienes encarnan la teoría del “ya merito” no son el único obstáculo para este dream team. Acaba de aparecer una encuesta en donde Colima figura como una de los entidades donde más aceptación tiene el Presidente. Y la estrategia de oponerse a la 4T porque simplemente pretende cambiar el estado de cosas en Colima, no es muy afortunada.

En la entidad estamos tan fregados que el cambio se ve como una esperanza, y la resistencia al cambio como la continuidad de los intereses que han lucrado a costa del crecimiento económico del estado, concentrando la riqueza y las posiciones políticas en unas cuantas manos.

La misma clase política que no pertenece al grupo gobernante, ve la popularidad de López Obrador como una ventana de oportunidad. Los actores que han sido desplazados por el poder detrás del trono de Nacho Peralta, por esas élites económicas y políticas que se agrupan en torno al gobernador saliente, se preguntan si pasarse a la 4T los volverá a poner en el camino ascendente del cual los sacaron.

Para la elección intermedia, a quienes inviten a contender como parte del proyecto lopezobradorista no tendrán las mismas dudas de 2018. Como eventuales candidatos, la viabilidad de triunfo que les ofrece la política social del Presidente es enorme.

Es ilusorio pensar que a tres años habrá un voto de castigo para la 4T. Y que capitalizar el supuesto descontento social les permitirá automáticamente, a los integrantes del dream team, alcanzar una posición de gobierno o de representación popular.

Jugarle las contras a López Obrador, en realidad, no resulta tan atractivo cuando se entiende que sumarse al dream team implica la subordinación al cacicazgo de un ex gobernador. Hay mayor incentivo para construir o reconstruir una carrera política, siendo parte del engranaje del movimiento que gobierna México.

Por todo eso, el dream team es un equipo de sueño. Y los sueños, sueños son.

Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com. Esta columna también se puede leer en: www.carvajalberber.com y sus redes sociales.

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