Opinión

“Griselda Martínez, la peor enemiga de Manzanillo”

PARACAÍDAS

Rogelio Guedea

No son pocas las noticias que nos llegan de los daños que han causado en Manzanillo no la temporada de huracanes ni la violencia ni siquiera la emergencia sanitaria, sino su presidenta Griselda Martínez, quien con su omisa actitud (por no llamarla de una forma más fuerte) ha recrudecido todos los males anteriormente mencionados. La presidenta de Manzanillo parece que gobierna literalmente en otro planeta muy distinto al que tiene bajo sus pies. Ella misma ha sido víctima de la propia ignorancia y falta de pericia para gobernar, y no hay pretexto de que nunca lo hubiera hecho antes puesto que ella misma al haber sido crítica de muchos gobiernos anteriores demostró, por oposición, que idea tenía de lo que debía ser un buen gobernante. Todo eso brilla por su ausencia.

La presidenta ha sido rebasada por todo y se le ve nada más movida por una inercia perjudicial para la población manzanillense y para toda la entidad en general. Cuando vinieron, por ejemplo, las grandes aguas a destruir muchas vialidades y viviendas, el otra vez candidato panista a la gubernatura Jorge Luis Preciado denunció públicamente cómo el municipio puso obstáculos para que éste y su equipo de colaboradores pudieran ayudar en las acciones de limpia y apoyo a la población, una respuesta de enorme inmadurez política en una situación de contingencia en donde la politización de una acción de esa naturaleza resultaba aberrante. Lo mismo ha sucedido con el tema de la violencia, que ha crecido exponencialmente en el puerto y que lejos de tener una respuesta frontal del municipio éste la han dejado crecer bajo la sombra del sobado argumento de echarle la culpa a otros, en este caso al gobierno estatal o a los gobiernos municipales precedentes.

El colmo de todo ha sido ver un vídeo que circuló ampliamente en whatsapp en donde se le ve a la presidenta municipal en una fiesta con motivo de los festejos patrios amenizada por una cantante transgénero que mientras daba su show iba sentándose en las piernas de los comensales mientras que, en otro vídeo paralelo, que también circuló ampliamente, se veía cómo el hospital de manzanillo se inundaba tristemente por las grandes aguas sin que nadie hiciera mucho para remediarlo.

Una escena grotesca no solo porque la presidenta auspició un evento de esa naturaleza en tiempos de dura contingencia sanitaria, sino también porque eso demuestra cómo la presidenta Griselda Martínez ha sido rebasada por todo y no hay un solo miembro de su gabinete con sano juicio capaz de pedirle que cambie el rumbo o, por lo menos, la ponga en una dirección menos incorrecta.

Este tipo de servidores públicos (como la presidenta Griselda Martínez) lo único que demuestran lamentablemente es que la 4T no es más que un malogrado eslogan que lejos de ayudar al movimiento (que en algunos ámbitos sí cumple todavía las expectativas) lo hacen naufragar, y eso va a tener un impacto muy perjudicial en las próximas elecciones, ya casi a la vuelta de la esquina, y en los desastrosos resultados que dejará la pandemia.

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