Carlos Ramiro Vargas
Conforme la situación de violencia se hace cada vez más insidiosa en nuestra entidad, diversos medios de difusión internacionales como la BBC de Londres, CNN, Fox News, France Press, DW, etcétera, se han ido fijando en nuestra trágica realidad social; cuando Colima es actualmente ubicado entre las entidades con mayor número de asesinatos dolosos a nivel mundial, y por ende, con uno de los mayores niveles de impunidad criminal a escala planetaria.
Pero como ninguno, el artículo publicado por el periódico de alcance global, El País, de España, el pasado 14 de marzo, acerca de la sórdida guerra no oficialmente reconocida que padecemos los colimenses, toca los aspectos fundamentales de esta problemática, entre los que se destaca la inmovilidad y la mudez psico/políticas, de la nominal gobernadora, Indira Vizcaíno, quien lejos de dar la cara a la población que dice gobernar, como Zelensky en Ucrania, se la ha pasado escondida dejando a su suerte a los colimenses, e incluso, quedándose callada sin emitir directrices centrales, cuando numerosas escuelas e incluso la Universidad de Colima, cerraron sus puertas a criterio propio, con una Secretaría de Educación timorata, ante la nueva guerra que estalló desde inicios de febrero, producto de una escisión entre la célula dominante en el estado, del Cártel de Jalisco Nueva Generación, gestándose desde fines del 2021, y que ha dejado un saldo de 250 asesinados y 85 heridos por arma de fuego, en nada más los primeros cuatro meses de des/gobierno morenista, en el estado.
En un entorno en el cual, Indira des/gobernadora, lo único que ha hecho es entregar la política de Seguridad al gobierno federal, pero sin realizar ningún aporte por ella misma, en la materia.
Cuando las condiciones materiales y humanas en materia de Seguridad, se mantienen en los mínimos en las que las dejó, el ex gobernador Ignacio Peralta, con uno de los índices más bajos de policías estatales, en toda la nación, 750, y sin haber realizado nuevas y urgentes contrataciones de nuevos agentes policiacos.
El caso es que con la aprehensión de Aldrin Jarquin, lugarteniente del Mencho para el estado de Colima, el pasado fin de semana, en Zapopan, Jalisco, se acicateará, esta nueva ola de violencia entre las facciones narco/rivales, como se demostró con la quema de varios tráileres, el domingo 13 de marzo, en varios puntos estratégicos de las vías de comunicación que conducen al estado de Colima. Ante la impavidez de la gobernadora, sus policías estatales, y de los municipios de Cuauhtémoc y Colima, y su muy inepto, gabinete de Seguridad.
La captura de Aldrin Jarquin se produce a mes y días de estallada la guerra entre leales al Mencho, predominantes en los municipios norteños del estado, así como en Manzanillo, y el grupo criminal de los Mezcales, muy fuertes en la capital del estado donde crecieron como hongos, bajo las barbas del ex alcalde, Leoncio Morán; por lo tanto, los narco/bloqueos suscitados en la tarde del 13 de marzo son una muestra de poderío del CJNG, pero también de que les dolió el golpe propinado, dado que Colima es una especie de área sub alterna al estado de Jalisco, sea en el mundo del crimen como en el legal, económico y comercial.
Y aunque Aldrin Jarquin actuaba como coordinador general, de las actividades del CJNG en nuestra entidad, los verdaderamente operativos son, su hermano, JJ Jarquin, el R32, más Fernando Zagal y Enrique de León Sauceda, quienes están en el terreno comandando la contra ofensiva menchista, contra los escindidos Mezcales y su líder, muy fogueado en los senderos del crimen, y denominado, La Vaca.
Así que en términos puramente paramilitares, esta inédita guerra en la historia colimense, será mucho más feroz porque simplemente el CJNG no puede perder su influencia en el puerto de Manzanillo. Y Colima todo, como su retaguardia estratégica.
El asunto más de fondo, sin embargo, esconde una también inédita, contradicción, entre el Gobierno Federal y el presidente AMLO, que apoya desde el affaire de Ovidio Guzmán, al Cártel de Sinaloa, con grupos muy experimentados en Villa de Álvarez y el puerto de Manzanillo, y el gobierno estatal, que ha sido omiso en debilitar la influencia del CJNG en el Colima, según pactos heredados por el ex pri/gobernador, Ignacio Peralta, que de desobedecerlos se pagan con la muerte. Tarde o temprano, como ocurrió con Aristóteles Sandoval, ex gobernador de Jalisco, quien pretendió jugar doble al final de su mandato, con menchos y sinaloenses, y terminó ejecutado ya en su calidad de ex mandatario, jalisciense.
Y como se ve, las soluciones de fondo no se plantean, por el lado de Indira, gobernadora, pero tampoco por el gobierno federal.
Ha sido una pena, que la visita de Indira, gobernadora, a su homólogo de Michoacán, haya servido nomás para tomarse la foto, como tanto le gusta a nuestra gobernadora. Hace una semana.
Mientras tanto, los militares y federales sólo se dedican a juntar a los asesinados, sin ninguna captura relevante, donde la narco guerra no para; pero el descubrimiento el día de ayer de un explosivo formado por granadas en modo racimo, nos avisa de que los enfrentamientos entre los narco comandos rivales, pueden dar lugar a eventos narco terroristas, como en las peores épocas de Colombia, bajo Pablo Escobar en la década de los 90 del siglo XX. Pero mientras la gobernadora, Indira Vizcaíno, baila y se ríe a carcajadas haciendo campaña presidencial para Claudia Sheinbaum, en CDMX, Colima alcanzó una tasa de homicidios de 66 ejecutados por cada 100 mil, habitantes; muy superior a la de San Pedro Sula, en Honduras, la ciudad más peligrosa del mundo, cuya tasa de crímenes por cada 100 mil habitantes, es de apenas 45.
El negado por Indira Vizcaíno, Genocidio colimense, continúa en todo su esplendor ante la existencia de un gobierno estatal, absolutamente fallido.
Carlos Ramiro Vargas. Todos los Derechos Reservados. 17 de marzo, 2022. Stockholm. Sweden.
Comment here