Opinión

Corcholatas dividen a la 4T en Colima

PARACAÍDAS

 Rogelio Guedea

 Los aspirantes de Morena a la presidencia de la república (Adán Augusto, Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum, los principales) terminaron por dividir a las diferentes tribus morenistas en Colima, con las graves consecuencias, como lo dije anteriormente, que esto traerá para el proceso electoral de 2024 en nuestra entidad. Ha quedado claro que, por ejemplo, el grupo de la senadora Griselda Valencia se aglutinó alrededor de Marcelo Ebrard mientras que el grupo de Griselda Martínez, presidenta de Manzanillo, lo hizo con Adán Augusto.

La visita hoy de Claudia Sheinbaum confirmó lo que se sabía: que es la candidata de la oficialidad colimense y que el respaldo de los grupos indiristas, con todo lo que esto conlleva, fue palpable. Más allá de que se tenga la impresión de que la presidencia de la República se esté realmente compitiendo entre puros candidatos morenistas, pues finalmente el proyecto del Frente Amplio por México (recién validado por el INE) no termina de cuajar, el saldo de descalabros, desencuentros y rabias internas que sufrirá Morena en Colima no harán sino dejarlo muy debilitado en las elecciones de 2024, pues la candidata o el candidato morenista que gane la candidatura a la presidencia del país no le aplicará sino la ley del hielo a todos aquellos que apoyaron a otros candidatos.

De ganar Sheinbaum en Colima, no creo que el grupo de Gricelda Valencia o Griselda Martínez vayan a tener posiciones de privilegio en los próximos comicios, ni tampoco a la inversa. Será una guerra encarnizada entre las diferentes tribus y ganarán aquellos que tengan sin duda el respaldo de la candidata o candidato presidencial.

El propio Marcelo Ebrard, a pregunta expresa de un reportero, dijo (palabras más palabras menos) qu el acarreo oficialista a la vidita de Sheinbaum tipificaba como delito, lo que indica que las propias corcholatas identifican muy bien en qué estados la cargada oficial les favorece o no. Sin duda, al ser Sheinbaum la favorita del presidente López Obrador, según es ya vox populi, entonces en la mayoría de las entidades federativas esta situación se repetirá, de manera que es muy probable que esta situación se pueda documentar con el fin de que anular una candidatura que ha contado con todo el aparato del gobierno federal y estatales para imponerse.  

Lo único que ocasionará,  pues, la radicalización de este divisionismo será una debacle de morenistas hacia otros partidos políticos o simplemente un frente amplio que una a los defenestrados para ir en contra de la candidata o candidato morenista que se imponga tanto a nivel nacional como a nivel estatal.

Saldrán muchos trapitos al sol, mucha inquina y podredumbre en los próximos meses, y esto lejos de fortalecer a Morena y, para el caso de Colima, a la propia gobernadora Indira Vizcaíno, lo único que hará es debilitarla, sobre todo si, por alguna razón extraordinaria, no resulta ganadora la candidata de su simpatía.

A veces en política es un darlo todo o perderlo todo, y eso está bien, pero no cuando en ello está en juego no sólo tu futuro político, sino también el futuro de toda una sociedad que, como siempre, ni la debía ni la temía.

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