Opinión

De los siete policías

Carlos Ramiro Vargas

 En el estado de Colima así como están las cosas, no nos acabamos de reponer de una ejecución grave de por sí, cuando ya tenemos otra peor, y así acontece con el asesinato a mansalva de siete policías desaparecidos el 28 de mayo previo, qepd.

Todos del estado de Colima, masacre ocurrida en las inmediaciones de la Huerta, Jalisco, según la versión de Ignacio Peralta, gobernador, emitida este dos de junio, 2020; pero que de entrada ha sido desmentida por el Fiscal General del vecino estado, Gerardo Octavio Solís, el mismo día, contando con el hecho de que los agentes ultimados fueron encontrados en la comunidad del Cedro, municipio de Manzanillo.

Y por si fuera poco, descuartizados.  Por ello, el Secretario de Seguridad jalisciense, Juan Bosco Pacheco, como el Coordinador del Gabinete de Seguridad, Macedonio Támez, dudan de que estos lamentables hechos hayan ocurrido en el estado de Jalisco, agregando que al no haber informado a las autoridades de este mismo estado, y andar de civiles, hace más difícil el esclarecimiento de esta nueva matanza.

De la tragedia ocurrida saltan a la vista varias implicaciones, unas, pertenecientes al campo de la investigación criminalística, y otras, de índole periodístico y político.

Pues al haber aceptado la renuncia del secretario de Seguridad Pública, san Miguel Sánchez, presentada al ejecutivo estatal,  el mismo día 2 de junio en que fue citado por el Congreso local para esclarecimiento de los hechos, así como el mismo gobernador, Peralta Sánchez,  y su tenebroso secretario de Gobierno, Arnoldo Ochoa; los legisladores locales y especialmente los del PT y morenos, legitimaron la ausencia chapucera de san Miguel, para evitar ser cuestionado, sin contar que los mismos diputados acordaron que la comparecencia fuese sólo virtual.

Burros como son en metodologías de las Ciencias Sociales, los 25 congresistas colimensos, para tener una visión más amplia de semejante masacre, no interrogaron al hermano del conocido político priísta, Rogelio Rueda Sánchez, ni al capitán Cendejas, que salieron ilesos misteriosamente de la matanza.

Como tampoco han invitado al Congreso estatal, a las tres mujeres policías, que también sobrevivieron.

Pues una investigación criminalística y judicial correcta, así hubiese procedido.

Así que  de nuevo Ignacio Peralta y el enquistado Arnoldo Ochoa, quien ya debió desde cuando de renunciar siendo el verdadero gobernador, les dan atole con el dedo a “nuestros” legisladores, que acomodaticios como son, empezando por el farsante de Vladimir Parra; con todo y que nuestros “valientes” diputados  les sugirieron a ambos, “ que si no pueden con el paquete como dijeron, PT y morenos as, renuncien”, y claro que ninguno de ellos lo va a hacer. Cuando la exigencia de Desafuero y Juicio Político al sátrapa de Peralta y Gabinete, por parte de Morena y PT, 13 de 25 legisladores, debe de ser contundente y de ser necesario apoyándose en la movilización popular. Y eso debió de haber sido desde el asesinato impune del adolescente de 16 años, en aquella fiesta del ex secretario de Turismo de Peralta Sánchez, justamente hace un año.

Harta la ciudadanía en general de tanta violencia, impunidad e incompetencia gubernamental, pues no se nos olvide que Ignacio Peralta cuenta actualmente con menos del 15 por ciento de apoyo popular.

En ese tenor plañidero además, han emitido sus declaraciones respectivas, la federal diputada, Claudia Yáñez Centeno, y la senadora, Griselda Valencia, pero sin proyectar una postura definida y definitiva, solicitando al Congreso de la Unión la desaparición de poderes, en Colima, la defenestración y juicio político y penal, a Peralta Sánchez y al ex porro echeverrista, Arnoldo Ochoa, y sometiendo a severo interrogatorio y juicio penal a san Miguel Sánchez.

Llamando a un gobernador interino de la plena confianza de los colimenses, hasta las elecciones del 2021.

¿Pues cómo se le ocurrió a Ochoa González y al hoy exsecretario de Seguridad, enviar al territorio insignia del CJNG, en esta región, a semejante comitiva armada y prácticamente en el clandestinaje, pasando por el peligroso Cuautitlán de García Barragán hasta la Huerta, Jalisco, -cuando hay caminos más transitables?-.

¿A ese nivel de estupidez se encuentra su conocimiento geo/político y criminal de esta región?

¿Por qué los multicitados empresarios no informaron mejor a las autoridades de Jalisco?

¿Que negocio turbio traían entre manos Arnoldo Ochoa e Ignacio Peralta con los supuestos ejecutivos de Minera México?

Son muchas las interrogantes que Peralta y su gabinete de Seguridad tienen que explicar. Y no sólo ante los diputados locales, sino ante los colimenses en general; justo en un momento en el que la pandemia del Coronavirus se encuentra en su peor momento, aquí en Colima.

Por último, todos los medios de difusión pagados por Vladimir Parra, y Morena más PT, como Carvajal Berber, Avanzada Diario, La Lealtad y otros, han publicitado que los morenos y PT pidieron la renuncia a Peralta Sánchez cuando no fue así; por lo que se sitúan al nivel de corifeos acríticos y serviles de la supuesta Cuarta Transformación, que en Colima parece más un retroceso total que un camino de esperanza. Y a todo esto, ¿dónde está el dizque presidente estatal de Morena, Sergio Jiménez Bojado, y el membrete de inútiles al servicio del farsante de Vladimir Parra, denominado, Consejo Estatal de Morena? ¿Dónde Mario Delgado Carrillo o César Yáñez Centeno?

Carlos Ramiro Vargas. All Rigths Reserved. Junio 3. 2020. Stockholm, Sweden.

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