Carlos Ramiro Vargas
En pocos días el aún gobernador de Colima, Ignacio Peralta Sánchez de la Madrid, rendirá su cuarto informe de gobierno al frente de nuestra entidad, y el balance que entrega a los 700 mil colimenses de su gestión en su cuarto año de mandato, es menos que mediocre; pues en los indicadores fundamentales que tenemos, como son inseguridad, violencia e impunidad, educación, salud, combate a la corrupción, economía, ecología o movilidad, sale completamente reprobado.
En un momento en el que Peralta Sánchez aparece en encuestas recientes como la del Financiero/Bloomberg, situado entre los cuatro peores gobernadores mexicanos; en Colima, su rating de popularidad no supera el 20 por ciento de la población, es decir, tiene el 80 por ciento y más de rechazo popular, según lo ha vertido uno de los escasos medios de difusión honestos en el estado, como es Avanzada Diario.
Estas dos estadísticas, más el crecimiento desmesurado de la violencia en Colima del 2016 al 2019, ha llevado a la prestigiada revista de análisis internacional, Forbes, en su último reporte del año que corre, a ubicar a Colima en la categoría de entidad “doble rojo”, lo que significa un estallido de criminalidad al doble de la media nacional, con una tasa de asesinatos de 20.3 por cada cien mil habitantes, logrando ser el estado más peligroso de México, y con los municipios de Tecomán, Manzanillo, Villa de Álvarez, Colima y Armería, entre los que más crímenes suscitan en toda la Nación.
Tales estadísticas demuestran que la crisis de inseguridad en Colima no tiene parangón en nuestra historia moderna, lo que significa un total fracaso de Ignacio Peralta y su gabinete, cuando en la campaña electorera del 2015/16, su principal bandera fue la de acabar con lo que hoy se ha convertido en el principal problema social y sicológico de nuestra provincia.
Y dicha e inaudita violencia, también sitúa a Colima acompañándola, entre los primeros lugares de asesinatos a mujeres, violencia intrafamiliar, robos a vehículos y casas habitación, índices de divorcios, consumo de drogas sintéticas y desaparecidos.
En semejante entorno, los colimenses, -pésimamente informados por la coordinación de comunicación del gobierno peraltista, en manos de tres pri/porros egresados de la escuela de comunicación de la U de C, encabezados por el corruptazo de Fernando el “pollo” Cruz; más unos medios en su inmensa mayoría prostituidos en su perversa relación con el poder ejecutivo estatal-, no ponderamos como se debe, los llamados oficiales del Gobierno de los Estados Unidos, Israel y de la Unión Europea, para que sus ciudadanos eviten viajar a Colima; cuando el gobierno federal mismo y todos los senadores, diputados locales y federales de Morena-Colima, incluyendo a la acomodaticia y traidora de Indira Vizcaíno, -máxima representante de AMLO en la entidad-, han sido incapaces de contextuar histórica y antropológicamente el tsunami nunca visto de impunidad, delincuencia y criminalidad, que nos azota sin piedad.
Y es hora de que no hay entre nosotros ningún destacamento de la Guardia Nacional, porque pese a estos monstruosos acontecimientos de descabezados, amortajados en bolsas de plástico, desollados, quemados y arrojados a fosas comunes, algo que ni en la guerra cristera de 1926/29 padecimos, Morena Colima y el des gobernador Peralta de Sánchez le dicen al oído y muy específicamente, Indira Vizcaíno, a AMLO presidente, que “todo va bien en Colima” en el tema de la Violencia.
Sin embargo, el ataque frontal a la Fiscalía Estatal de Justicia del estado de Colima, hace un mes, ratifica la incompetencia total del gobierno pri/peraltista en su dizque combate a la criminalidad altamente organizada ya radicada entre nosotros. Pues los grupos de narcotraficantes que operan aquí, ya no sienten temor de las policías estatales o municipales, y retan directamente al gobierno colimense en su búsqueda del dominio del inmenso mercado negro y underground que rige la magnitud de las batallas callejeras, con miles de bajas anuales en esta pequeña matria mexicana.
Otro asunto que no tocan jamás los demagogos voceros de Morena-Colima, y menos el des gobernador Peralta, es precisamente este, el del mercado ilegal e informal que tanto peso tiene en la economía local, y que se sitúa en el centro de esta guerra de guerras inexistente en el discurso gubernamental.
Y es que con una economía estatal que con todo y el puerto de Manzanillo no representa ni el uno por ciento de la economía anual nacional, Peralta Sánchez no tiene mucho que presumir en este ámbito, donde el peso de las remesas de los más de 100 mil migrantes colimenses radicados en los USA, se ha venido convirtiendo en un pivote de la economía popular con envíos que casi rondan los 400 millones de dólares anuales, entre seis mil y ocho mil millones de pesos, no obstante el inútil e incompetente del director de la oficina de migrantes del gobierno peraltista, el médico general, Santos García Santiago, impuesto en ese cargo por puro pri/compadrazgo ¡desde hace tres sexenios!, y carente de todo estudio Antropológico/Social u aporte en la materia.
En medio de una sociedad sicológicamente enferma, como es la colimense, -y con un INAH local con cuyo director, Ignacio Martínez de la Rosa, está totalmente al servicio de esta pri/tiranía-; el llamado del diputado local ex perredista, Paco Rodríguez, para que Ignacio Peralta, gobernador, sea sometido a Juicio Político, Desafuero del poder e Investigación inmediata de su situación hacendaria, -incluidos los 32 millones de pesos gastados del 2016 al 2018 en sus permanentes viajes fuera del país y de los que se niega a informar-, más por Enriquecimiento Iilícito, inmediatos, es hoy por hoy, una demanda justa, pertinente y necesaria. Ante el silencio cómplice de Morena, de Mario Delgado Carrillo,-el colimense con mayor acceso a AMLO-, de Griselda Valencia de la Mora, Senadora, y de todos/as los diputados federales y senadores por Colima, más preocupados por la sucesión gubernamental del 2021, que por resolver nuestros grandes problemas estructurales…
Todos los Derechos Reservados. Octubre 2, 1919. Carlos Ramiro Vargas. México.
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