Opinión

EN CAMPAÑA

TAREA POLÍTICA

José Luís Santana Ochoa

A diferencia de las hermosas flores de la canción “Silencio” del cubano Ibrahim Ferrer, Azucena López Legorreta, presidente del DIF municipal Colima, no duerme pensando en convertirse en la sucesora de su marido, Leoncio Morán Sánchez, aspiración legal que otras primeras damas han tenido en los últimos años como Martha Sahagún de Calderón Hinojosa, Margarita Zavala Gómez del Campo de Calderón Hinojosa y Martha Erika Alonso de Moreno Valle Rosas+, por ejemplo. Las primeras dos fracasaron en su intento, pero la última gobernó diez días a los poblanos que tienen como “gobernador legítimo” al moreno mal perdedor Miguel Barbosa Huerta.

El protagonismo de la señora López Legorreta de Morán Sánchez ha sido tal que hay voces amigas de la pareja presidencial que afirman que Leoncio gobierna pero ella manda, pone y dispone en el H. Ayuntamiento de Colima, y que su eventual elección como alcaldesa a mediados de 2021 sería en realidad una reelección, como hubieran sido las de las empoderadas en su momento ex primeras damas presidenciales Martha y Margarita. El principal promotor de las legales aspiraciones políticas de Azucena es su propio marido que le ha puesto al servicio de su causa todo el aparato comunicacional  con cargo al presupuesto municipal.

Para el agudo analista Jesús CP, “en Movimiento Ciudadano (franquicia partidista propiedad en el estado de LMS) sólo hay una persona a la que no se le destruyen sus aspiraciones políticas: la esposa de Leoncio Morán. Por el contrario, el actual alcalde ahora está enfocado en que su esposa sea quien lo suceda en la alcaldía en el 2021, cuando él pierda la gubernatura. Ahora Leoncio tiene una nueva obsesión y se ha esforzado en promover, un día sí y otro también, las actividades de su esposa, Azucena, a quien la podemos ver lo mismo en una cena baile de beneficencia que en un festival navideño, entregando despensas, en reuniones intermunicipales de salud, prendiendo luces navideñas o con ocurrencias como lo de mamás autónomas”.

Al arranque de la administración municipal de Colima 2018/2021, el regidor emecista Omar Suárez Dávila desplegó un gran activismo para empezarse a posicionar ante los capitalinos como serio prospecto a servirlos de alcalde el próximo trienio 2021/2024, pero fue parado en seco por su jefe político que le dejó en claro que “cualquier evento municipal relacionado con el apoyo social, que son los que generan bonos políticos, debe ser protagonizado por Azucena López Legorreta”. Leal e institucional, Omar es ahora pilar del proyecto transtrianual de Leoncio y esposa.

Nada personal en contra del derecho político que la presidente del DIF municipal Colima tiene a ser votada en 2021como candidata del Partido Movimiento Ciudadano a alcaldesa de Colima, tampoco a promoverse a través de los medios de comunicación, incluidas las redes sociales, aunque esto sea inequitativo para otros que quieran lo mismo por cualquier partido político, incluido el suyo, pero lo que no se vale es que a las primeras de cambio descalifique las críticas que se le hagan a su protagonismo con cargo al presupuesto municipal acusando a quienes las vierten de misoginia simplemente porque no le acomode lo que de ella se publica.

Como figura pública que es, sujeta está al escrutinio periodístico que debe aceptar sin hacer gestos. Enfatizar el protagonismo de Doña Azucena tampoco es conducta misógina. Sus asesores debieran hacerle saber que la que expone se expone, y que en el baile político puede llevarse raspones y pisotones. Con piel tan sensible no va a llegar muy lejos en la movediza arena política y electoral.

EL ACABO

*Madres sólo hay de unas, por lo que no se les debe clasificar de acuerdo a su estado civil, mismo caso de los padres solteros, pero el término “madres autónomas” propuesto por Azucena López Legorreta corre el riesgo de que la vox populi lo convierta en “madres autómatas”, mejor que las deje en madres a secas. ¿O no?

*El presidente municipal de Colima, Leoncio Morán Sánchez, firmó el  Acuerdo de Colaboración para participar en el desarrollo de la Plataforma de Alertas de Desvíos de Recursos, porque “Una obligación que tiene la Administración es transparentar todo lo que hace y revisar el cómo se va haciendo. Estamos dispuestos a ser evaluados y a estar al escrutinio público y que mejor que hacerlo a través de una Organización Ciudadana como la de ¿Cómo vamos? Colima” (fundada por el empresario Guillermo Brun Solórzano) ¡No pos’sí¡

 

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