Opinión

La fingida ingenuidad de Marcelo Ebrard.

Carlos Ramiro Vargas

Ahora que ya es del dominio público el resultado de la famosa encuesta aplicada en Morena partido, con lo cual se definió quien será el candidato a la presidencia de la República eufemísticamente llamado coordinador de los comités de defensa de la 4T, que no es otra como estaba muy previsto que Claudia Sheinbaum, ex alcaldesa de la ciudad de México; la reacción de Marcelo Ebrard no se hizo esperar, manifestándose en contra de los resultados de dicha encuesta aduciendo malos manejos en todo el proceso, junto con el apoyo cínico y desproporcionado de la presidencia de la República y de diversos gobernadores/as, morenistas, quienes dieron apoyos y recursos ilegítimos e ilegales a la hoy vencedora.

Como se hizo saber a la opinión pública con el caso de la gobernadora de Colima, Indira Vizcaíno, en una reciente emisión de Latinus, el conocido programa de noticias de Carlos Loret de Mola; gobernadora que ha invertido ilegalmente millones de pesos y movilizó a parte de su gabinete para promocionar a la candidatura de Sheinbaum en distintos distritos electorales en la ciudad de Zapopan, en la zona metropolitana de Guadalajara, a fines de julio e inicios de agosto del año en curso.

Ebrard por su parte se queja de que durante el conteo de la encuesta, se impidió entrar a sus representantes llegando incluso por parte de la gente de Mario Delgado Carrillo, -presidente nacional de Morena-, al uso de la policía capitalina para intimidar a los representantes del ex canciller.

Ante semejante situación, donde los más elementales principios democráticos son avasallados por el uso abusivo del poder, en este caso con directrices emanadas del propio poder presidencial; a los demócratas mexicanos todos nos debe quedar claro que todo este espectáculo grotesco de los pre candidatos llamados “corcholatas”, por López Obrador, buscando la candidatura presidencial pero sin asumir un debate real y abierto frente a la población, implica todo un retroceso en la sinuosa construcción de nuestra democracia.

Es así como se llega a la aceptación de la encuesta como el supuesto mejor “método”, para elegir al candidato presidencial morenista.

Debido precisamente a la incapacidad política de Morena para implementar procesos democráticos, -que no terminen con enfrentamientos físicos-, con la participación de delegados partidarios capaces de elegir al candidato en asamblea abierta, horizontal y participativa, y teniendo en el debate el espacio central de deliberación racional, donde se confrontan los diferentes proyectos de país de cada pre/candidato, y por supuesto sus críticas a las fallas y errores de López Obrador y su gabinete en el ejercicio del poder.

Al no haber sido así, los mexicanos perdimos una irrepetible oportunidad para consolidar a nuestra democracia, pues lo que nos ofreció morena y sus corcholatas fue un espectáculo denigrante, donde cada aspirante a la presidencia competía por ser el más zalamero e incondicional de un presidente, que como López Obrador, es incapaz de reconocer sus errores, algunos de ellos muy graves.

Los dados pues, a favor de Sheinbaum, desde el núcleo del poder presidencial estuvieron cargados siempre y desde un principio a su favor, y todas las otras corcholatas estuvieron jugando en su denigrante rol de comparsas, y legitimadores, de todo este desaseado y antidemocrático proceso de competencia interna.

Ebrard desde el inicio de esta desigual contienda, sabía de qué se trataba.

Y su actitud psicológicamente servil, indigna y nada democrática, se manifestó al postular a uno de los hijos de AMLO, a un alto cargo en su imaginario gabinete.

Al igual que Ricardo Monreal, ¡presumiendo

a viva voz de que todos ellos habían firmado un documento renunciando al debate!

Ahora Ebrard exige que se reponga todo el procedimiento de la encuesta, so pena de irse de Morena.

Cosa que jamás sucederá.

Y Ebrard peca de ingenuo si cree que ello es posible.

Pues en la susodicha encuesta morenista votaron 12,500 mexicanos.

Es decir, el 0.00377 de los 129 millones de mexicanos que somos.

Con ese reducido universo estadístico, Sheinbaum obtuvo el 39 por ciento de la votación. Lo que equivale a 4,875 electores.

Y es con semejante y obscuro procedimiento, sin debate alguno, sin la participación democrática y abierta de delegados partidarios en modo de asamblea decisoria, como se ha decidido postular a Claudia Sheinbaum.

En tales y en tan perniciosas circunstancias, si en algo quiere Marcelo Ebrard reivindicarse con los ciudadanos demócratas mexicanos, lo mejor que debe de hacer es apoyar con toda su experiencia política que es mucha, a Xóchitl Gálvez.

Carlos Ramiro Vargas. Stockholm, Sweden.

A 14 de septiembre, 2023. All Rigths Reserved.

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