Opinión

Mi experiencia con el Metrodinazol

PARACAÍDAS

Rogelio Guedea

Escribo esto porque sé que deben haber muchas personas sufriendo depresión y ansiedad (o una crisis nerviosa adversa similar) sin darse cuenta de que éstas pueden  estar directamente relacionadas con el tratamiento de metrodinazol que tomaron unos días antes (cinco o seis). Si bien será muy difícil que quien haya prescrito este medicamento pueda reconocer (no es fácil saberlo) que ese colapso nervioso fue producido por el metrodinazol, lo cierto es que así es.

En ciertas personas (no pocas, por cierto, sino más bien en muchas) este medicamento causa una reacción conocida como “Toxicidad en el sistema nervioso inducida por metrodinazol”, misma que te produce una especie de colapso nervioso que deviene en una extrema angustia, miedo, ansiedad, insomnio, ataques de pánico, despersonalización, pérdida súbita de peso, entre otros síntomas más, y estos pueden darse de manera conjunta, de manera aislada, o solo algunos de ellos.

Por fortuna, hay una solución para resolverlo y solo se tiene que persistir en ella, como yo lo hice en las dos ocasiones en que me ha sucedido, una hace dos años (de la cual salí por mera gracia de Dios) y otra hace un mes (de la cual también salí  por la misma gracia de Dios, que me señaló la ruta para encontrar la salida). Lo resumo rápidamente: hace un mes me sometí a un tratamiento de metrodinazol para tratarme una amibiasis. El tratamiento consistió en tomar 2000mg de metrodinazol diarios por un periodo de siete días.

Al terminar el tratamiento todo parecía normal, aunque se me había descompuesto mi funcionamiento intestinal (me cambió el número de evacuaciones y el correspondiente periodo de ocurrencia de las mismas), pero fue en el sexto día en que empecé a sentir una ansiedad anormal a la ansiedad que yo normalmente padezco, además empecé a tener ataques de pánico, un miedo inusual a todo y a todos, una pérdida súbita de peso, y luego obviamente me devino el insomnio: simplemente no podía dormir, me venía una opresión terrible en el pecho y además se me empezó a dificultar tragar (parecía que le comida se me quedaba atrancada en la garganta).

No estaba bien y tenía como una nube en el cerebro que no me permitía ver con claridad, pese a que no perdía la claridad ni la objetividad. Mi médico particular pensó que se trataba de mi colon irritable que me estaba produciendo esa reacción y me dio un ansiolítico para dormir y un antidepresivo, que me empecé a tomar pero no con los resultados esperados, pues seguía sin dormir y continuaba con la angustia excesiva.

Como el malestar era tal que no podía siquiera realizar mis actividades cotidianas, y como yo había reconocido síntomas que ya había tenido la vez anterior que había tomado este medicamento (como dije: hacía dos años me había sucedido exactamente lo mismo), le pedí a mi mujer que buscara en internet si había una información que relacionara al metrodinazol con la ansiedad como una de sus reacciones adversas. Mi mujer buscó en internet y no encontró nada en español, pero entonces lo hizo en inglés.

De súbito, la búsqueda la llevó a un sitio web en donde se documentaba profusamente la relación adversa del metrodinazol en perjuicio del sistema nervioso, y descubrió, de entre toda la investigación ahí realizada, que lo que básicamente sucedía era que en virtud de que la estructura del metrodinazol es muy similar a la de la tiamina (la vitamina B1), lo que el organismo hacía era absorber el metrodinazol como si fuera la tiamina y de esta manera lo que se producía era una toxicidad terrible en el sistema nervioso. Esto acarrea, entonces, como consecuencia que en ciertas personas susceptibles (y no pocas, insisto) el metrodinazol cause estragos terribles y ponga contra el piso a quienes lo consumen.

Por eso, y en virtud de que en esencia se crea una deficiencia de tiamina, lo mejor es que quien empieza a sufrir esta reacción empiece a ingerir inmediatamente un tratamiento de complejo B (el cual contiene la vitamina B1, además de otras vitaminas del complejo B), por lo menos de 100mg diarios. A los pocos días empezará a sentir una mejoría notable, yo mismo puedo constatarlo, y más si se agregan algunos 200mg de magnesio elemental, 30mg de zinc y algunos 750mg de aceite de hígado de bacalo. Más los consabidos probióticos.

No se desconcierte si le explica esto a su médico y no le cree porque el escepticismo médico puede llegar al delirio en casos como estos, y esto se lo pueden probar las más de mil personas que conforman ya el grupo de ayuda en este ámbito y que han confesado que sus médicos (salvo raras excepciones) no les han dado credibilidad. No se les culpa. No está mal el médico, en realidad, pues este medicamento se le suministra a millones de personas sin (aparentes aún) mayores consecuencias.

Tampoco es el medicamento, pues no en todas las personas produce estas reacciones adversas. Sin embargo, esto no quiere decir que usted no sea, como en mi caso, hipersensible a la fórmula y que no exista todavía un protocolo real para las personas que la padecen, pues no pocos ignoran esta relación entre la deficiencia abrupta de vitamina B1 producida por el metrodinazol y la toxicidad que produce este medicamento en el sistema nervioso. Por eso, al no haber este protocolo, hay personas que sufren este colapso y lo padecen por largos periodos de tiempo, un año o dos o más, sin enumerar las secuelas que esto deja, que son terribles también.

Por eso, si llevas tiempo padeciendo algún problema de nervios, sigue por lo menos la ruta del metrodinazol, pues podría ser la causa. Como lo dije al principio, escribo esto porque estoy seguro que habrá más de alguna persona (acabo de encontrarme a una amiga escritora que padeció una inédita depresión clínica por esta causa) que está sufriendo esta toxicidad y están tomando antidepresivos o ansiolíticos que no les servirán de nada porque en realidad no están atacando el problema de fondo, que es, como he dicho, una insuficiencia de tiamina y de sabe qué otras sustancias más que descompensan abruptamente el sistema nervioso. Si sabes de alguien que ha tomado metrodinazol y que después de ello ha padecido algo similar, envíale este artículo.

Si estás a punto de tomar tú o tu familia este medicamento, toma en cuenta esto que te digo. Cuando hago esto, siento que mi labor como escritor, como ser humano y como alguien que sufrió muchísimo las consecuencias de esta reacción adversa (y hay mucha gente que no me dejará mentir), está cumplida, y con eso tengo bastante. Una aclaración y una petición finales: la primera, decir que he contado esto no para venderles ningún producto maravilloso que los va a sacar de esta reacción adversa, nada de eso, nada más tomen en cuenta lo que necesitan para salir de ella y compren la marca que quieran, donde quieran y como quieran, que mi única intención es que no vaya a pasar nadie (porque no se lo deseo ni a mi peor enemigo) lo que yo pasé.

Y en segundo lugar, mi petición: que dado el alto nivel de parasitosis que existe en nuestro país, no estaría de más que las autoridades de salud tomaran en cuenta esta situación (al menos por mera curiosidad) y diseñaran un protocolo eficaz para tratar este padecimiento. Por lo menos, no estaría de más que, de aquí en adelante, entre las preguntas de rutina que hacen psicólogos, psiquiatras e incluso gastroenterólogos en la consulta esté la de si el paciente ha tomado previamente algún tipo de antibiótico. La sola respuesta podría darles quizá, súbitamente, no sólo el diagnóstico sino, lo que es aún mejor, la cura.

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