Opinión

El silencio cómplice de Zepeda,  la renuncia de Yáñez y el registro de Vizcaíno 

PARACAÍDAS

Rogelio Guedea

Martha Zepeda fue en un tiempo una mujer que se arrojaba a mitad de la calle para defender una causa social. Todavía la recuerdo encabezando denuncias públicas por la violencia en Colima o por la corrupción del gobierno estatal. Le indignaban tanto las incongruencias ideológicas y políticas, que en una ocasión escribió una carta iracunda en contra de Indira Vizcaíno cuando ésta fue nombrada secretaria de Desarrollo Social en el gabinete de Nacho Peralta.

Esa carta es muy emblemática porque da las claves de la esencia política que envuelve a la actual candidata a la gubernatura por Morena, por eso vale la pena evocarla de nuevo, sobre todo esa parte donde Martha Zepeda del Toro acusa a Indira Vizcaíno de haber sido la operadora política de Rogelio Rueda y del PRI en las pasadas elecciones a la gubernatura y la intención de Vizcaíno Rodríguez de convertir al PRD en un partido satélite del PRI. En su rabiosa carta, Martha Zepeda le retira toda amistad a Indira Vizcaíno y le llama traidora, de conciencia impura y deshonrosa.

Es curioso que ahora que llegó Indira Vizcaíno a la candidatura de Morena a la gubernatura del Estado, Martha Zepeda no se haya pronunciado rabiosamente en contra de ella y no haya rememorado este pasado que, curiosamente, fue el mismo que produjo la renuncia de Claudia Yáñez de Morena y la salida del PT (con Joel Padilla al frente) de la alianza con este partido político para las próximas elecciones. Claudia Yáñez también acusó a Vizcaíno de corrupción y de traición, y también, como Martha Zepeda, dejó entrever todos los intereses a los que respondía Indira Vizcaíno que no eran precisamente los que representaban al movimiento lopezobradorista. Acusó a Indira Vizcaíno de haber utilizado los programas sociales para su beneficio y de tener cuentas pendientes con la justicia (con el caso Altozano al frente, el más ruidoso de todos).

También en una carta incendiaria ante los medios nacionales, Claudia Yáñez denunció incluso los vicios del proceso en el cual Indira Vizcaíno se había hecho de la candidatura morenista a la gubernatura. Posteriormente, Yáñez Centeno renunció al partido y se hizo de la candidatura a la gubernatura por Fuerza Por México, partido de reciente creación que responde, a saber, a los intereses de López Obrador, mediante el cual intentará por todos los medios dignificar la moral lopezobradorista a través de lo que parece ser una guerra sistemática en contra de la candidata morenista Vizcaíno Rodríguez.

Más allá de que yo considere un error la decisión de Claudia Yáñez de renunciar a Morena y de hacerse de la candidatura de Fuerza por México, lo cierto es que pese al divisionismo real de Morena en Colima (y parece ser que en la mayor parte del país), hoy hizo su registro Indira Vizcaíno ante el IEE con la presencia de Mario Delgado, presidente nacional de este partido político, con lo cual no se ha hecho sino reafirmar el respaldo de la avanzada lopezobradorista a Indira Vizcaíno en la entidad, pues bien sabemos que Mario Delgado no es el culpable de esta decisión, sino, en todo caso, el mismo presidente, quien, como se hace a la vieja usanza, dio el visto bueno para ésta y todas las candidaturas morenistas en el país.

El pacto, pues, ha quedado sellado y pese al silencio cómplice de Martha Zepeda (veremos qué rumbo tomará ahora su carrera política) y la renuncia de Claudia Yáñez, y a los miles de silencios cómplices y renuncias que esto ha generado, Indira Vizcaíno es la candidata firme por Morena a la gubernatura del Estado con todo y las consecuencias que esto conllevará de triunfar en las próximas elecciones, ahora sí a la vuelta de la esquina.

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