Carlos Ramiro Vargas
El sábado 17 de diciembre una caravana de vehículos que transportaban a decenas de migrantes mexicanos, acompañados de sus familias, de sus mujeres y sus niños, provenientes de Arizona y California, fue cobardemente atacada por un grupo de hombres armados en la carretera federal 45, que va de Fresnillo a la capital de Zacatecas.
A 20 de quienes conducían y a sus acompañantes, les arrebataron por la fuerza todas sus pertenencias.
Sus ahorros para venir a México y poder visitar a sus familiares y amigos, sus equipajes y sus vehículos les fueron despojados con violencia.
Pues ese tramo de carretera, como casi todos los caminos que cruzan Zacatecas, no son vigilados por las autoridades estatales, municipales ni por el mismo gobierno federal.
No obstante tratarse de un territorio de guerra. Y como suele suceder en estos y otros casos más graves, las autoridades reaccionaron a toro pasado. Proporcionando acompañamiento, apoyo y refugio provisional a los asaltados.
Para luego anunciar con biombo y platillo que el gobierno federal estaba implementando el programa, “Héroes Paisanos”, como un operativo de protección y acompañamiento a los numerosos grupos de emigrados a los Estados Unidos, que en estas fechas regresan a sus estados para pasar las navidades, con los suyos y suyas.
Sin embargo, la pregunta es, cómo es que sabiendo del actuar alevoso de los cárteles y bandas de asaltantes, en un estado como Zacatecas y aledaños, las autoridades locales y federales permitieron semejante acontecimiento.
Como ya han permitido otros que al poco tiempo de sucedidos la gente olvida en los sótanos de su memoria.
La razón radica en que en el fondo, más allá de las apariencias y el demagógico discurso con el que López Obrador, presidente, hace referencia los 45 millones de emigrados mexicanos, y mexico/americanos, radicados en los Estados Unidos; a la llamada “Cuarta Transformación” y a Morena partido, les importa un comino la suerte, el destino, y el sufrimiento de nuestros paisanos en el imperio del norte.
Porque en los hechos, lo único que saben hacer, empezando por López Obrador, es saludar con sombrero ajeno, presumiendo como si fuese logro suyo, el enorme volumen de remesas que los paisanos han venido enviando a México, -54 mil millones de dólares para el 2021-, rompiendo todos los records imaginados, y a contra/corriente de las campañas anti/mexicanas y el gobierno de Donald Trump, quien amenazó con cobrar impuestos desmedidos sobre el envío de tales remesas a nuestro país.
Pensando que los mexicanos radicados en los USA se iban a amilanar, o a esconder sus dineros, sucediendo precisamente todo lo contrario y en pleno periodo de expansión del Covid 19. Que tantos estragos causó en Norteamérica en su conjunto, y en el mundo en general.
Al respecto, y a despecho de la nobleza única y el amor por su patria y regiones identitarias que los migrantes han mostrado, en momentos tan difíciles, incrementando como nunca en nuestra historia el envío de remesas; no podemos olvidar que la postura de AMLO, presidente, ha sido la más agachona de nuestro historia respecto a los sectores más anti/mexicanos, expresados en los Estados Unidos, sólo comparable a la actitud traicionera en grado sumo, del vende patrias Antonio de Santa Ana, en el siglo XIX.
Pues en plena primera campaña trumpista por la presidencia del Imperio de las barras y las estrellas, hace siete años, y como lo ha venido haciendo hasta la fecha, Andrés Manuel López Obrador, no se ha cansado de decir que el neo/nazi racista y pendenciero es “amigo de México”, a tal grado que durante la campaña del partido demócrata y de Joe Biden por la presidencia de su país, hace tres años, AMLO presidente llegó a sostener que Trump nunca había agredido a los mexicanos, haciendo en los hechos campaña por este engendro neo/fascista, lo que de algún modo influyó en el voto que alrededor de la tercera parte de los mexicanos y latinos le otorgaran a Trump, en su campaña por la reelección.
En lugar de defender a México y a nuestros migrantes, apoyando su organización y defensa de todos sus derechos civiles y humanos, agredidos y atacados con alevosía y ventaja por Donald Trump.
Y así, mientras Joe Biden, defendía a las comunidades latinas y de migrantes mexicanos, de los excesos políticos y xenofóbicos emanados del partido republicano, AMLO presidente, no apoyó en ningún momento al hoy presidente de los Estados Unidos, ni siquiera cuando el mismo Biden defendió abiertamente a los cientos de miles de Dreamers, hijos de padres ilegales mexicanos y latinos, que no cuentan aún con estatus legal, no obstante estar cursando estudios universitarios o ser graduados de las mejores universidades estadounidenses.
Lo inaceptable es que hasta la fecha, AMLO siga defendiendo a Trump, como aconteció en su petición para que fuera readmitido en Twitter, ya bajo Musk, y siguiera emitiendo desde esa popular red social su discurso de odio, rabiosamente anti/mexicano.
En el caso local, el gabinete de pacotilla de nuestra gobernadora, y la propia Indira Vizcaíno, no aportan nada a la causa migrante, pues como ya ha sido historia, los directores de la oficina estatal de migrantes son impuestos en ese cargo, desde los sexenios priístas de Fernando Moreno hasta el de Ignacio Peralta, más por su lealtad abyecta al gobernador en turno que por su competencia y conocimiento de la realidad antropológica y social, de nuestros emigrados colimotes. Quienes al igual que los migrantes mexicanos a nivel nacional, han hecho llegar a Colima montos record de remesas en dólares, que para este 2022 alcanzan los 500 millones de dólares, los cuales representan más de la mitad del presupuesto del gobierno estatal, indirista.
Y como sucede con los políticos morenistas, Indira Vizcaíno es incapaz de corregirle a AMLO, su traicionera y esquizofrénica política hacia nuestros migrantes, manteniendo una actitud abyecta y servil, hacia todo lo que diga y mande el Tlatoani presidencial sexenal, así vaya en contra del más sano sentido común y los intereses de la inmensa mayoría, de los mexicanos.
Carlos Ramiro Vargas. Todos los Derechos Reservados.
Stockholm, Sweden. A 26 de enero, 2022.
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