Opinión

¡CRUCIFÍCALO, CRUCIFÍCALO¡

Observador Político

Belisario Romero López

Igual que como hace dos mil años los judíos le exigían a Poncio Pilatos que ejecutara a Jesús Cristo sin tener pruebas para inculparlo, ahora los santos inquisidores de las redes sociales le gritan desaforados al Fiscal General del Estado, Gabriel Verduzco Rodríguez, que pase inmediatamente por las armas al ex Secretario de Turismo, Efraín Angulo Rodríguez, por el desenlace funesto que tuvo la fiesta gay que inició el fin de semana pasada en la ciudad y puerto de Manzanillo y terminó la noche del lunes siguiente como el rosario de Amozoc, en la casa habitación del señor Angulo ubicada en la Colonia “Las Palmas” de la ciudad de Colima.

Los reventadores de las redes sociales pasan por alto que Gabriel, a diferencia de Pilatos, carece de poder para juzgar, sus facultades y responsabilidades se circunscriben a investigar todo lo relacionado a la posible comisión de delitos (que no es poca cosa) como los de secuestro agravado, homicidio, tentativa de homicidio, robo, contra la salud y corrupción de menores, cuyas carpetas de investigación ha abierto el Fiscal General y engrosado con información sustentada que ha derivado ya en la recuperación del vehículo Prius Toyota color blanco propiedad del Gobierno del Estado que fue robado por los responsables de los hechos y en la formulación de las respetivas órdenes de captura para detener a los imputados en los penosos acontecimientos que han ocupado la atención de los colimenses en los últimos días.

La desaseada intervención en el caso del incompetente enemigo público de la libertad de expresión, Fernando Antonio Cruz García, Coordinador General de Comunicación Social del Gobierno del Estado, le complicó las cosas al Fiscal General al imponer a toda costa su narrativa que no funcionó, del asalto a mano armada a la casa de la fiesta loca por un comando armado hasta los dientes que la violentó para robar de sus pertenecías a la docena de doncellos que en la misma participaban, versión que nació muerta ante la comprobación del hecho de que fueron amigos de un despechado amigo de Angulo Rodríguez, quienes los agredieron junto a sus invitados, entre ellos los extranjeros sexo servidores gay. Fuego amigo y no de cárteles fue lo que desencadenó la violencia que dejó golpeados, heridos de bala y un niño muerto por estrangulamiento. La verdad de los vecinos se impuso a las falacias del Pollo Cruz.

Para llevar agua a sus respectivos molinos, el diputado Carlos César Estafarías Ramos se desgañita declarando a tontas y locas que el “gaygate” colimeño es la prueba de fuego del Fiscal General Gabriel Verduzco Rodríguez, misma cantaleta del abogado que litiga sus mitones en los medios de comunicación, Agustín Díaz Torrejón, quien repite como campana que este sonado caso evidenciará de qué está hecho el abogado Verduzco Rodríguez que bien hace en ponerles oídos de cantinero como los míos.

Estafarías Ramos y Díaz Torrejón declaran nomás por chingar, cual gallegos, pues saben mejor que muchos que el personal ministerial a cargo de Verduzco Rodríguez ha venido recabado con cuidado extremo apegado a la ley diversas declaraciones y testimonios como parte de las diligencias que deben desahogarse dentro de la investigación, mismas que no puede dar a conocer hasta que las haya concluidos a cabalidad y que el momento procesal así lo permita para no violar el debido proceso penal y el juez que conozca el asunto eche por tierra todo el trabajo realizado.

“La Fiscalía General del Estado tiene un firme compromiso con la transparencia y con el derecho de la sociedad a mantenerse informada; sin embargo la ley exige secrecía en estos procesos y nos impide ventilar datos que pueden interferir y entorpecer la prioridad de esclarecer el caso. Estos sólo serán dados a conocer una vez concluidas las investigaciones, precisa con claridad y contundencia su titular Gabriel Verduzco Rodríguez, para luego invitar a las personas que tengan con algún dato que consideren importante y coadyuve a las investigaciones, lo hagan llegar la autoridad.

Bajo la lupa

*»Yo no me meto en la vida privada de nadie, ni de mis funcionarios ni de ningún ciudadano, siempre y cuando las acciones se conduzcan de lo que es la ley», dice el gobernador José Ignacio Peralta Sánchez. Yo tampoco, salvo cuando su diversión es en horarios de trabajo y a costas de los impuestos que pagan los colimenses.

*En corto, “sotto voce”, sin atreverse a usar los medios de comunicación, dirigentes de cámaras empresariales le imploraron a Peralta clemencia para su amigo Efraín y que no le aceptara la renuncia.

*Era innecesario que José Ignacio le pidiera a la Fiscalía General del Estado “realizar una investigación a fondo, esclarecer los hechos y detener a quienes resulten responsables”, pues su titular Gabriel Verduzco Rodríguez no ocupa de peticiones para cumplir sus responsabilidades que bien conoce y mejor domina.

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