Opinión

“El feminicida de Suchitlán”

PARACAÍDAS

Rogelio Guedea

Hace unos días se suscitó un crimen que conmocionó no sólo a la población de Suchitlán sino a toda nuestra entidad: el homicidio de una mujer embarazada que fue ultimada arteramente en aquel pintoresco poblado. Desde distintos nortes del estado se escucharon voces exigiendo la detención del feminicida, la cual se dio a principios de esta misma semana, poniéndolo ya tras las rejas. Si bien es importante reconocer que en virtud de la crisis económica por la que atraviesa el país y nuestra localidad derivada ahora también de la pandemia la violencia se ha incrementado y se hace cada vez más complicado contenerla (por la forma en espiral con que crece y por la complejidad multifactorial que la genera), es importante reconocer que detenciones como la del mencionado feminicida son aplaudidas por grandes sectores de la sociedad porque se trata de casos muy sensibles que la afectan, demostrando con ello la importancia social que implican.

Por eso es que en este caso particular, las muestras de la ciudadanía ante la pronta detención de este feminicida fueron positivas y unánimes y no demostraron sino la trascendencia que significa para una sociedad recuperar la confianza en sus autoridades de procuración de justicia, aun en los tiempos tan aciagos que vivimos. En ese sentido, desde que se conformó como Fiscalía la anterior Procuraduría de Justicia, el actual fiscal Gabriel Verduzco ha enfatizado un rostro más social y humano de la institución, siendo proclive a la atención de los grupos más vulnerables, que incluso abarcan a los familiares de las víctimas, todos ellos ansiosos de encontrar justicia.

Por eso es que se han reforzado las prerrogativas de dependencias como el Centro de Justicia para las Mujeres, en donde de verdad se trabaja incansablemente para poder brindarle a las mujeres que sufren de violencia todo el apoyo necesario para evitarla o contenerla, además de llevarse a cabo campañas sistemáticas de información y concientización social, incluidas las llevadas a cabo en la población infantil.

No por otra razón también se creó recientemente la Fiscalía Especializada en Personas Desaparecidas, la cual viene a reforzar el trabajo que ya se venía haciendo en ese ámbito con sectores de la población que, coordinados con el organismo autónomo, buscan a sus familiares desaparecidos. He tenido la oportunidad, por ejemplo, de conversar con una familiar de un desaparecido (vecina mía) y me ha dicho que el apoyo brindado por la Fiscalía es realmente ejemplar, pues incluso las apoyan con la logística de ir a otras entidades federativas para seguir con la búsqueda de sus familiares.

Hay un trabajo, pues, que en ocasiones no se ve pero que la Fiscalía actual lleva a cabo de manera intensa aun cuando los convulsionados tiempos que vivimos sean por sí mismos un obstáculo pues se tienen que, aparte de todo, continuar con todos los protocolos de salud que impone la emergencia sanitaria. Sin embargo, no por ello debe dejarse de reconocer detenciones como la del feminicida de Suchitlán que, lo queramos o no, nos ha mostrado esa parte siniestra de nuestra realidad actual.

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