Opinión

-Antes y Después-.

Carlos Ramiro Vargas

El domingo 26 de mayo 2019, era ejecutado del modo más vil del que se tenga memoria, aquí en el estado de Colima, el niño de 15 años, Germán Mauricio, trabajador menor de edad empleado en un Kiosko manzanillense, -empresa de capital estatal propiedad de la familia Brun-; por un grupo de tres criminales que entraron armados a robar y de paso, le ultimaron, así nomás, como los guardias nazis lo harían con los judíos en los campos de exterminio por todos conocidos, o en sus defecto en los campos serbios de depuración étnica aplicada a los islámicos de la antigua Yugoeslavia, diseminados por toda Bosnia Herzegovina, apenas en los años 90 del siglo XX; de tal modo que ese crimen abominable inmediatamente y por efectos de composición, como se dice en la Sociología contemporánea, mostró por si alguna duda tuviéramos la mayoría inmensa de los 700 mil colimenses que habitamos esta Finisterre, la absoluta incompetencia, falsedad y desprecio que hacia esta mayoría silenciosa manifiestan en palabra y acto, y principalmente, Ignacio Peralta des gobernador de Colima, y Griselda Martínez, alcaldesa de Manzanillo por Morena. En medio de un cuadro de descomposición institucional generalizado que abarca a las más importantes áreas del gobierno estatal, como Seguridad, Salud, Comunicación, Educación, Economía, Desarrollo Urbano, Sustentabilidad y ecología, Turismo, etc.

Cuando el índice de aceptación y popularidad del des gobernador Peralta Sánchez ronda el 15 por ciento de la población en edad de votar de la entidad; siendo que a tres años y medio de iniciado este mal gobierno, todos los indicadores de la gestión plenamente prianista de Peralta, gobernante, van en absoluto contrasentido de su principal mensaje de campaña para obtener la gubernatura, que fue en contra de la violencia y la inseguridad públicas, incrementados en los dos sexenios previos de ex gobernadores priistas ya conocidos. Para resultar peor ahora que los doce años anteriores,  con niveles de crueldad y cobardía ni siquiera vistos en la guerra cristera de 1929/32, en la que Colima tuvo junto con Michoacán y Jalisco, una participación destacada.

Por esos factores la Renuncia o Revocación de Mandato más Juicio Político, en contra de Ignacio Peralta Sánchez, deben de ser apoyados sin titubear por la mayoría de los diputados locales, con hegemonía relativa de Morena, por los diputados federales y Senadores en el Congreso de la Unión, colimenses, y por la mayoría de la población.

Pero oh paradojas de la fallida democracia bárbara colimota, que tenemos, y de una cuarta transformación estatal que ni a parodia llega; quienes sostienen al cadáver político ambulante y multiviajero, son los principales “líderes” del partido Morena estatal, empezando por Indira Vízcaino Silva, la super delegada del gobierno federal para repartir dineros y becas en los distintos programas sociales nacionales, quien inmediatamente del imperdonable asesinato de Germancito, el lunes temprano del 27 del mes anterior, salía a declarar en la muy controlada totalitariamente por el ya Sátrapa, Peralta Sánchez, prensa oficial estatal, que, “los índices de la delincuencia van a la baja en Colima”, SIC, -afirmación insostenible, con lo que se hace más que obvia la relación políticamente perversa de Indira Vizcaíno con Peralta aún gobernador.

En segundo lugar, sostienen inmoralmente y artificialmente al también segundo peor gobernador estatal, Ignacio Peralta, -sólo por arriba de Aureoles del PRD en Michoacán-, los diputados locales todos y la mayoría de la conformada por la coalición Morena/PT, quienes han avalado el desprecio al pueblo hecho gobierno por parte del todavía gobernador colimote, cuando ya es sabido que Peralta Sánchez ha recibido en los seis meses que lleva de gobierno López Obrador, 180 millones de pesos más otros 37 millones de un crédito reciente aprobado por los diputados, de los que existe un sub ejercicio mayúsculo que ante la vorágine de violencia sin límite qua padecemos los colimenses, debe ser considerado como un crimen de lesa humanidad.

A quien también debe de revocársele su mandato ya, es a la señora Griselda Martínez, por su absoluta incompetencia, -junto con el gobernador Peralta-, en Seguridad y Administración Municipal, pues la alcaldesa además de culpar al mismo mártir Germancito en sus primeras declaraciones sobre este trágico caso, luego salió responsabilizando al gobierno federal, cuando ella misma no cumplió su palabra de dotar de combustible a la policía federal acantonada en el puerto de Manzanillo.

Y a menos de una semana de lo acontecido, con la primera manifestación de por medio en el puerto por el crimen del niño German, tanto Peralta des gobernador como Griselda Martínez, primera edil, vociferan responsabilizando a las fuerzas federales y a AMLO del clima de violencia incrementado como nunca desde que Peralta fue impuesto como gobernador, en el 2016, ante el silencio imbécil de Sergio Jiménez Bojado, presidente estatal de Morena, de Vladimir Parra, presidente del esfumado consejo estatal morenista, así como por la mayoría morenista en el Congreso estatal… TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS. CARLOS R. VARGAS, 04 de junio, 2019. Mexico.

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