Opinión

De la detención de Ovidio Guzmán López.

Carlos Ramiro Vargas

La aprehensión del hijo del Chapo Guzmán, Ovidio Guzmán López, 28, hace unas horas, en Culiacán, Sinaloa, es una muestra de lo deshilvanado de la estrategia de seguridad implementada por el gobierno federal, en contra de la delincuencia organizada, pues lejos de enfatizar las baterías del ejército mexicano y de la Guardia Nacional en contra de los cárteles más perniciosos existentes en el país, se han concentrado contra la organización sinaloense que sí tiene un código de respeto a la población civil, lejos del comportamiento de cárteles como el de los Rojos, los zetas, guerreros unidos, el cártel de santa Rosa de Lima, etcétera.

Quiero decir con esto, que el cártel de Sinaloa es una organización inteligente con la que se pudo haber negociado una estrategia de Paz distinguiendo como se hizo en Colombia en su ejemplar proceso de Paz, entre insalvables y los capaces de dialogar, pero se escogió todo lo contrario en una estrategia cada vez más parecida a lo efectuado por el panista Felipe Calderón que implicó meterse al berenjenal de los nichos narcotraficantes, sinaloenses, sin la visión de largo y mediano alcance que en esta materia requiere el país.

Tal acontecimiento está llevando a una confrontación total con el Cártel de Sinaloa, que además, indirectamente, sutilmente, se la jugó con Andrés Manuel López Obrador, en su búsqueda de la presidencia de la República en el proceso electoral de verano del 2018.

Caro le va a salir esta jugada al gobierno federal, por su miopía estratégica y su burda implementación, en un momento en el que nuestra nación sufre los peores sucesos de violencia desde la época de la Mexicana revolución.

Carlos Ramiro Vargas.

Todos los derechos reservados, 16, 10, 2019…

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