Opinión

Con la «4T», en un país con paz social, las personas fallecidas por pandemia, violencia y desaparecidas, rondan 820 mil víctimas

FACETAS DE MÉXICO

Pascacio Taboada Cortina/ Jorge Martínez Cedillo

*En 3.5 años, por pandemia, más de 600 mil muertes; por violencia, 120 mil y desaparecidas, 100 mil

*Es evidente una creciente injusticia y pobreza social, económica, política, educativa, de salud, tecnológica entre otras

La Cuarta Transformación (4T) que impulsa el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, se ha convertido en una verdadera entelequia, en el sentido de que su definición sólo existe en la imaginación de quien se ostenta como protagonista de una tendencia político-administrativa, la cual a más de tres años y medio de ejercicio, evidencia una creciente injusticia y pobreza social, económica, política, educativa, de salud, entre otras, como resultado de la falta de experiencia para gobernar un país con civilidad, como México, y a una población de más de 130 millones de habitantes.

Todas las acciones que realizan las instituciones del gabinete presidencial, de los gobiernos de los estados y municipios, afines a la sintonía de Morena, (Movimiento de Reconstrucción Nacional), administran gran parte del país en el marco de la 4T, todos y todas con una fe ciega en los dictados de un presidente que, sin decirlo abiertamente, se nota más orientado hacia la autarquía que a la democracia.

Las tres anteriores transformaciones que ha experimentado México, tuvieron consecuencias bélicas; es decir, hubo guerras donde murieron cientos de miles de mexicanos, nunca bien evaluados por circunstancias relacionadas con metodologías inapropiadas o simplemente porque casi nadie se atrevía a desafiar el peligro de contar los muertos. Los historiadores solamente manejan aproximaciones de personas fallecidas.

En la “primera transformación”, que corresponde al movimiento de Independencia, se inició en 1810 y duró hasta 1821, se evalúa una cantidad de entre 1.9 y 3.5 millones de personas que perdieron la vida, sin especificar si fueron adultos (hombres y mujeres), jóvenes o niños, o bien precisar si las causas fueron debidas a fallecimientos por la propia guerra, o por enfermedades endémicas o derivadas de pandemias.

La “segunda transformación” se refiere a la “Guerra de Reforma” o “Guerra de Tres años”, con duración de 1858 a 1861. Se refiere a la defensa de la Constitución de 1857 por don Benito Juárez García y un grupo de revolucionarios liberales. Fue una lucha entre liberales y conservadores, éstos encabezados por Félix Zuloaga. Sin que las cifras sean precisas, hay cálculos de que las personas que fallecieron van de un rango de 25 mil a 500 mil. Algunos observadores dan la cifra en números gruesos, de 200 mil muertos.

Por otra parte, la Revolución Mexicana, considerada la “tercera transformación” de México, abrió las hostilidades de la guerra después de 1911, cuando ya el dictador Porfirio Díaz Mori, “había puesto pies en polvorosa” –sería propio decir “pies en el barco Ypiranga”—con destino final a París, donde murió en 1915.

En tanto, Francisco I. Madero asume la Presidencia con los mejores augurios de implantar un gobierno democrático y participativo. Pero no. Al poco tiempo, es asesinado en un golpe de Estado, junto con el vicepresidente José María Pino Suárez, por el traidor Victoriano Huerta, quien sólo pudo gobernar a México por escasamente dos años.

Tiempo después llegó al poder don Venustiano Carranza Garza, quien abrigó esperanzas de paz en el pueblo. Emite la Ley Agraria del 6 de Enero de 1915, porque el paso a seguir era la lucha por la distribución de las tierras, en manos de latifundistas y terratenientes porfiristas. Transcurridos sólo dos años, en su calidad de Presidente de México, promovió una nueva Constitución, la del 5 de Febrero de 1917, en la cual se incluyó la señalada Ley Agraria de 1915, como Artículo 27 de ese ordenamiento constitucional.

Los historiadores estiman que hubo una cantidad aproximada de 2 millones 100 mil personas que perdieron la vida, de las cuales un millón 400 mil fueron relacionadas con el movimiento armado, y el resto se acreditó a una pandemia de Influenza.

Esto, en la misma forma y con el mismo espíritu en que lo hicieron nuestros antepasados, después de la Independencia, de la Reforma y de la Revolución Mexicana. Hay una diferencia notable: que, en la Cuarta Transformación, como prefiere llamarla el presidente López Obrador: “los cambios se han dado en un ambiente de paz social”.

Efectivamente, en este gobierno no ha habido “una declaración de guerra” propiamente dicha. Sin embargo, es necesario precisar que, en los primeros tres años y medio del presente gobierno, los registros de personas fallecidas, con todo y la manipulación de cifras por dependencias oficiales, el saldo a la mitad del mes de junio de 2022, ronda las 820 mil víctimas por diversas causas. Una, la pandemia de Covid 19, nos indica que ya van alrededor de 600 mil muertes; por violencia organizada, 120 mil personas fallecidas, reconocidas por instancias del gobierno, y más de 100 mil personas desaparecidas.

A esta cantidad de muertes acreditadas a la pandemia, a la falta de medicamentos y a procedimientos sanitarios sin estrategia médica, se añade la Secretaría de Salud con nueva estructura, sin un seguro que realmente sea popular, el resultado de este conjunto de irregularidades fue un alto índice de fallecimientos.

Sólo por efecto de la pandemia, México se ubicó en el cuarto lugar mundial en cuanto a fallecimientos humanos, detrás de la India, de Estados Unidos y de Brasil, con la premisa de que la India cuenta en la actualidad con más de mil 300 millones de habitantes; Estados Unidos, con 350 millones, y Brasil, con un poco más de 213 millones. En cambio, México, de acuerdo con el último Censo de Población y Vivienda, cuenta con 130 millones (en números gruesos) de personas.

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